Poesía

Huyen heridas por el amanecer

Huyen heridas por el amanecer, laten sobre las aguas y su blancura se abre en ti: avefrías. Viajan de lo visible a lo invisible. Ya sólo hay invierno en las ramas inmóviles.

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El vino era azul en el acero

El vino era azul en el acero (ah lucidez del viernes) y dentro de sus ojos. Suavemente, distinguia las causas infecciosas: grandes flores inmóviles y la lubricidad, la cinta negra en el silencio de las serpientes.

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Amor que duras en mis labios

Amor que duras en mis labios: Hay una miel sin esperanza bajo las hélices y las sombras de las grandes mujeres y en la agonía del verano baja como mercurio hasta la llaga azul del corazón. Amor que duras: llora entre mis piernas, come la miel sin esperanza.

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AÚN

          AÚN Hubo un tiempo en que mis únicas pasiones eran la pobreza y la lluvia. Ahora siento la pureza de los límites y mi pasión no existiría si dijese su nombre.

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Llegan los animales del silencio

Llegan los animales del silencio, pero debajo de tu piel arde la amapola amarilla, la flor del mar ante los muros calcinados por el viento y el llanto. Es la impureza y la piedad, el alimento de los cuerpos abandonados por la esperanza.

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He envejecido dentro de tus ojos

He envejecido dentro de tus ojos; eras la dulzura y el exterminio y yo amé tu cuerpo en sus frutos nocturnos. Tu inocencia es como un cuchillo delante de mi rostro, pero tú pesas en mi corazón y, como una miel oscura, yo te siento en mis labios al ir …

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