Poesía

FRÍO DE LÍMITES

  FRÍO DE LÍMITES A la penumbra auricular no viene nunca el sonido del amanecer. Muge el silencio en las ocultas bóvedas y se desliza en tus membranas. Silban los pájaros y tu pasión es sorda. Tú no estás ya en tus oídos.

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El miedo entra en la blancura; aún

  EL MIEDO ENTRA EN LA BLANCURA; AÚN El miedo entra en la blancura; aún sus alas hienden la serenidad y disciernen la sal y la ceniza. Lívidas hélices y, en el espesor, lentitud de los pájaros, augurios en las venas azules de las aguas. Ah pétalos temibles, semejantes a …

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Va a amanecer

Va a amanecer. Hay noche aún sobre tus llagas. Ya vienen los cuchillos del día. No te desnudes en la luz, cierra los ojos. Quédate en tu cama sangrienta.

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SALEN LOS CUERPOS DEL ABISMO, ASCIENDEN

  SALEN LOS CUERPOS DEL ABISMO, ASCIENDEN Salen los cuerpos del abismo, ascienden como azufre solar; su resplandor atraviesa las aguas. Hay profecías incesantes. Ved la transparencia de los signos y las palomas torturadas. Éste es el día en que los caballos aprendieron a llorar, el día horrible y natural …

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VIENE EL OLVIDO

  VIENE EL OLVIDO La luz hierve debajo de mis párpados. De un ruiseñor absorto en la ceniza, de sus negras entrañas musicales, surge una tempestad. Desciende el llanto a las antiguas celdas, advierto látigos vivientes y la mirada inmóvil de las bestias, su aguja fría en mi corazón. Todo …

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Entra en tu cuerpo y tu cansancio se llena de pétalos

Entra en tu cuerpo y tu cansancio se llena de pétalos. Laten en ti bestias felices: música al borde del abismo. Es la agonía y la serenidad. Aún sientes como un perfume la existencia. Este placer sin esperanza, ¿qué significa finalmente en ti? ¿Es que va a cesar también la …

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He tirado al abismo el hueso de la misericordia

He tirado al abismo el hueso de la misericordia; no es necesario cuando el dolor es parte de la serenidad, pero la lucidez trabaja en mí como un alcohol enloquecido. Sé que las uñas crecen en la muerte. No baja nadie al corazón. Nos despojamos de nosotros mismos al expulsar …

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Huyen heridas por el amanecer

Huyen heridas por el amanecer, laten sobre las aguas y su blancura se abre en ti: avefrías. Viajan de lo visible a lo invisible. Ya sólo hay invierno en las ramas inmóviles.

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