Existe el mar en las ciudades blancas

Existe el mar en las ciudades blancas, coágulos en el aire dulcemente sangriento, sábanas en la serenidad. Existen los perfumes inguinales, lenguas en las heridas femeninas y el corazón está cansado. Entra con tus campanas en mi casa, pastora ciega, sin embargo, como si no tuviera la dulzura su fin …

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Tu cabello encanece entre mis manos

Tu cabello encanece entre mis manos y, como aguas silenciosas, nos abandonan los recuerdos. siento la frialdad de la existencia pero tu olor se extiende en las habitaciones y tu lascivia vive en mi corazón y entra mi pensamiento en tus heridas.

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He envejecido dentro de tus ojos

He envejecido dentro de tus ojos; eras la dulzura y el exterminio y yo amé tu cuerpo en sus frutos nocturnos. Tu inocencia es como un cuchillo delante de mi rostro, pero tú pesas en mi corazón y, como una miel oscura, yo te siento en mis labios al ir …

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Llegan los animales del silencio

Llegan los animales del silencio, pero debajo de tu piel arde la amapola amarilla, la flor del mar ante los muros calcinados por el viento y el llanto. Es la impureza y la piedad, el alimento de los cuerpos abandonados por la esperanza.

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Amor que duras en mis labios

Amor que duras en mis labios: Hay una miel sin esperanza bajo las hélices y las sombras de las grandes mujeres y en la agonía del verano baja como mercurio hasta la llaga azul del corazón. Amor que duras: llora entre mis piernas, come la miel sin esperanza.

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