Hablan los manantiales en la noche, hablan en los imanes del silencio. Siento la suavidad de las palabras olvidadas.
Leer más »Alguien ha entrado en la memoria blanca, en la inmovilidad del corazón
Alguien ha entrado en la memoria blanca, en la inmovilidad del corazón. Veo una luz debajo de la niebla y la dulzura del error me hace cerrar los ojos. Es la ebriedad de la melancolía; como acercar el rostro a una rosa enferma, indecisa entre el perfume y la muerte.
Leer más »AÚN
AÚN Hubo un tiempo en que mis únicas pasiones eran la pobreza y la lluvia. Ahora siento la pureza de los límites y mi pasión no existiría si dijese su nombre.
Leer más »El vino era azul en el acero
El vino era azul en el acero (ah lucidez del viernes) y dentro de sus ojos. Suavemente, distinguia las causas infecciosas: grandes flores inmóviles y la lubricidad, la cinta negra en el silencio de las serpientes.
Leer más »Era incesante en la pasión vacía
Era incesante en la pasión vacía. Los perros olfateaban su pureza y sus manos heridas por los ácidos. En el amanecer, oculto entre las sebes blancas, agonizaba ante las carreteras, veía entrar las sombras en la nieve, hervir la niebla en la ciudad profunda.
Leer más »Cada mañana ponía en los arroyos acero
Cada mañana ponía en los arroyos acero y lágrimas y adiestraba a los pájaros en la canción de la ira: el arroyo claro para la hija dulcemente imbécil; el agua azul para la mujer sin esperanza, la que olía a vértigo y a luz, sola en el albañal entre banderas …
Leer más »Vigilaba la serenidad adherida a las sombras
Vigilaba la serenidad adherida a las sombras, los círculos donde se depositan flores abrasadas, la inclinación de los sarmientos. Algunas tardes, su mano incomprensible nos conducía al lugar sin nombre, a la melancolía de las herramientas abandonadas. Cada mañana ponía en los arroyos acero y lágrimas y adiestraba a los …
Leer más »En la ebriedad le rodeaban mujeres, sombra, policía, viento
En la ebriedad le rodeaban mujeres, sombra, policía, viento. Ponía venas en las urces cárdenas, vértigo en la pureza; la flor furiosa de la escarcha era azul en su oído. Rosas, serpientes y cucharas eran bellas mientras permanecían en sus manos.
Leer más »EL VIGILANTE DE LA NIEVE
EL VIGILANTE DE LA NIEVE El vigilante fue herido por su madre; Describió con sus manos la forma de la tristeza y acarició cabellos que ya no amaba. Todas las causas se aniquilaban en sus ojos.
Leer más »UN BOSQUE SE ABRE EN LA MEMORIA
UN BOSQUE SE ABRE EN LA MEMORIA Un bosque se abre en la memoria y el olor a resina es útil al corazón. Vi las esferas del sudor y los insectos en la dulzura; luego, el crepúsculo en sus ojos; después, el cardo hirviendo ante el centeno y la …
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