AQUELLOS CÁLICES

  AQUELLOS CÁLICES

Aquellos cálices

¿Quién habla aún al corazón abrasado cuando la cobardía ha puesto nombre a todas las cosas?

Silba el adverbio del pasado. El cobre silba en huesos juveniles, pero es el día del invierno. Alguien prepara grandes sábanas

y restablece la oquedad. Sólo hay sustancia en ti, sustancia azul de desaparecidos.

Aquellos gritos. Y las banderas sobre nosotros.

Ah las banderas. Y los balcones incesantes: hierros entre la luz, hierros más altos que la melancolía, nuestro alimento.

                      Cae la máscara de Dios: no había rostro.

¿Quién habla aún al corazón amarillo?

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